sábado, 1 de junio de 2019

Capones y tercer género (1)


De nuestro libro Los atributos del capón, imagen histórica de los cantores castrados en Españaextraemos unas líneas curiosas sobre lo que se entendía en los siglos modernos por tercer géneroy cómo en ese ámbito acaban metiendo a los capones, que es la palabra ordinaria por entonces para aludir a los castrados, sean cantores o no.
El género de los hombres castrados interesó desde los tiempos clásicos. La biografía de Alejandro Severo incluida en la Historia Augusta alude expresamente a este hecho: "Alejandro decía que ellos formaban una tercera clase de hombres". La idea de un tercer género sería la más extendida y, de hecho, son también muchas las fuentes de la Edad Moderna que los ubican en ese tercer y anómalo lugar que se deriva de su consubstancial alteridad.
En España se había llegado a una doctrina aún más sutil en cuanto a los géneros de la especie humana. A mediados del XVII el Real Protomedicato era la más alta instancia en términos médicos. De ahí que nos interese conocer su dictamen acerca de esta cuestión. Digamos previamente que este dictamen se elabora en el marco de una discusión —impulsada por el doctor Antonio de Verastegui— sobre la posibilidad de que ciertos varones castrados pudiesen recuperar, mediante intervención quirúrgica, la posibilidad de procrear. 
El Protomedicato distingue siete géneros, aunque este concepto no ha de confundirse con lo que hoy entendemos por género, como se ve en la siguiente relación:
1. Hombres perfectos (incluiría hombres y mujeres)
2. Eunucos castrados en la infancia
3. Eunucos castrados de adultos
4. Frígidos
5. Infecundos
6. Mujeres que carecen de menstruación
7. Mujeres que tienen barba

Los dos géneros de eunucos se diferencian por razón de la edad en que fueron castrados. Traducimos lo referente a los dos géneros de eunucos:

"El segundo género de hombres es el de los eunucos a quienes se han extraído ambos testículos en la edad infantil; y a éstos no les nace la barba porque falta virilidad, calor y materia de la que se haga.
El tercer género es el de otros eunucos a quienes, en la edad adulta, teniendo barba, sucede que por causa del dolor o por otras causas, se les extraen los testículos, permaneciendo con barba puesto que antes de la extracción poseían virilidad y quizá fecundidad, y después se conserva en éstos el calor natural de las partes, y poniendo por el corazón la materia necesaria para la generación de los pelos, sólo falta la virilidad necesaria en otras partes constituyentes del cuerpo".

Las distinciones del Real Protomedicato recogidas en el opúsculo de Verastegui no tuvieron, obviamente, la difusión suficiente como para integrarse en la sabiduría popular de la época. La opinión vulgar habría de ver a los capones como seres humanos de difícil clasificación genérica. Para ser un hombre perfecto se requiere la capacidad de generación. Es lo mismo que la Iglesia exige para ser marido. Lo mismo que la tradición occidental le pide al verdadero padre. Como dice Claudiano de Eutropio, el cónsul eunuco, la castración "le arrebata su función de padre y su nombre de marido" .
Los críticos organizarán su ataque en dos líneas: dejando claro que no son hombres ni mujeres y, en segundo lugar, abriendo una categoría alternativa, llena de ambigüedades —un "tercer género" en definitiva— donde caben todos los horrores. 
En cuanto a la primera dirección ya la literatura antigua había trazado el camino a seguir. "Turba desdichada –exclama Claudiano de los eunucos en las postrimerías del imperio romano— abandonad los refugios de las mujeres, vosotros a las que un sexo ha rechazado y el otro no os asume, con los estímulos de Venus cortados y castos por esta herida". La literatura popular del Siglo de Oro nos ofrece versos como los siguientes, donde se destaca la no pertenencia de los capones a los dos géneros naturales (y aquí ya el concepto de género tiene que ver con lo masculino o lo femenino):

"Finalmente yo les tacho
por una gente infernal;
reniego de animal
que sin ser hembra, no es macho" .

Las mismas coplas aluden en otro pasaje a la "voz de monja" de los capones, de ahí que el poeta pueda hablar acto seguido del "hombre que es mujer/si le ponéis una toca" . Cuando se incluye a los capones dentro del género femenino ello no ocurre sin connotaciones peyorativas. Es un viejo recurso. El eunuco verdadero de la comedia de Terencio es definido como "viejo y mujer". Eutropio es "todo arrugas de vieja", "la más vil de las mujeres" o como una "vieja zorra" en el ácido poema que le dedicó Claudiano. 
Este mismo autor nos pinta la terrible vejez de los eunucos y nos viene a decir que llegan a ella rápida y directamente desde la flor de su belleza aniñada: "dos edades se han mezclado en vosotros y entre el niño y el viejo nada hay en medio". El eunuco viejo puede representar, como en estos ejemplos, el derrumbamiento físico de un ser marcado por la acción antinatural operada en él, pero también puede ser visto con una cierta dignidad. La tradición enseña que la severa reina Zenobia prefería a los eunucos viejos para su servicio antes que a las doncellas. La longevidad de algunos cantores castrados también supuso algunos valores añadidos en este terreno.
La imagen de niños que se hacen viejos sin que haya apenas estadios intermedios no la hemos visto aplicada a nuestros capones. Los castrati italianos del mundo de la ópera, con vidas mucho más públicas que las de nuestros capones catedralicios, sí ofrecen alguna pista en este sentido. Exactamente se les atribuyen reacciones de adultos cuando aún son relativamente jóvenes, “melancolía senil”, por decirlo en palabras de Celletti, que asocia este tipo de actitudes a la ausencia de testosterona. 
La convicción de que no encajaban bien ni en el género masculino ni en el femenino motivó un desvío satírico hacia el plano de la especie, de lo que hablaremos en la próxima entrada).. 

Nota bibliográfico: las referencias de todas las citas están indicadas con detalle en el libro del que se extractan los anteriores párrafos, apenas con algunas pequeñas modificaciones para adecuar el texto a este formato. Véase Ángel Medina: Los atributos del capón, imagen histórica de los cantores castrados en España. Madrid, ICCMU, 3ª ed. de 2011, p. 84 y ss.