Dedicamos en su día
una amplia entrada a Manolo Quirós (1949-2001), gaitero ejemplar, inquieto
constructor de gaitas y hombre fundamental de la música asturiana. Fue un
artista que llevó con orgullo la denominación de su concejo en su nombre
artístico y los quirosanos no han querido olvidarlo. Ello explica que el grupo
de gaitas Teixo, creado en 1996 precisamente por iniciativa del citado músico,
haya pasado a ser la Banda de Gaitas Teixo-Manolo Quirós.
Actualmente no sólo
es una banda de gaitas sino una dinámica asociación y escuela de música
tradicional homónimas que han desarrollado diversas iniciativas en beneficio de
la vida cultural de este hermoso concejo asturiano.
Ahora llega a mis
oídos —gracias a Luis Pola, actual presidente de la Asociación, con quien comparto dedicación y estudio en torno a la Misa de
gaita— un disco que he escuchado con placer. Se titula Suaños al alba y viene a ser un recorrido
geográfico, sentimental y de la memoria por tierras quirosanas. Se ha editado
con el apoyo del Ayuntamiento de Quirós y el de un buen número de particulares
y empresas o entidades de la zona.
La mayor parte de las
piezas es obra de Gustavo Eguren, con arreglos de percusión de Berto Varillas,
siendo ambos músicos también los directores de la banda. Hay una composición de
Nando Agüeros y otra de Varillas.
Algunas piezas
cuentan con la colaboración de instrumentos en papel de solista. Muy bien el
saxo de Helena Maseda, el violoncello de Pablo Rosales o la batería de Pablo
Canto Vigil. Luego, el grueso de las gaitas se fusiona en tímbricas muy
sugerentes con el acordeón diatónico, el wisthle, teclado y un elenco percutivo
que amplía los efectivos tradicionales a base de tambor, pandereta, bombo y
timbal. El disco incluye algunas tomas de sonido ambiental propias del mundo
rural que caracteriza al concejo.
Hay canciones muy interesantes. Me encantó el comienzo de “Güeria”, con las voces enraizadas en la
tierra de Mable Rodríguez y Elvira Fernández. Mas sin duda, una de las más
logradas es la que da título al álbum, en la que se cuenta con la conocida
cantante Anabel Santiago como invitada de honor del disco. Se trata de una
inspirada composición que comienza en un tono netamente elegíaco, perfecta en
la concepción del fraseo, que conduce luego a un estribillo más animado y
apoyado en sus vueltas finales primero con las voces blancas de los niños y
niñas de la Escuela Virgen del Alba, junto a los de la propia Escuela de Música
Tradicional, y ya finalmente también con las voces de un coro adulto improvisado para la
ocasión.
Esta página habla en
su texto, escrito en el asturiano de la zona, de la nostalgia de la tierra
quirosana por parte de quien está separado de ella por la distancia, algo muy
sentido en una tierra de emigrantes como es el conjunto del Principado. Dicho
sea de paso, “Suaños al alba” mereció el premio del Anuario de la Música
Asturiana a la mejor canción folk tan sólo unas semanas atrás. Muy merecido,
ciertamente.
La variedad de las
creaciones grabadas permite al oyente disfrutar, en el marco de una
sonoridad general en la línea de la música atlántica, de incursiones en la
música académica, como la libre versión del canon de Pachelbel que encontramos
bajo el título “La Pachuca”, o guiños más sutiles en algunos momentos puntuales
del violoncello en otras canciones. La Pachuca era un local de baile y de encuentro festivo en los
años 50, un espacio para la música que aquí se quiere evocar.
La citada variedad no
podía dejar de incluir las músicas tradicionales, que están presentes bien de
forma explícita en las marchas procesionales, bien en el empleo de giros
característicos de la música asturiana. Por fin, los ritmos procedentes de las
músicas populares urbanas, en cuidado trabajo de Berto Varillas, aportan su grano
de arena en el mosaico de músicas y emociones que es este disco.
La evocación
paisajística y la memoria siempre están presentes. Así, la pieza titulada
“Orquestina Los L.lamargones” trae el recuerdo de los sones que aquella bandina
interpretaba en tiempos pasados, eso sí, estilizados por el trabajo del
compositor y vestidos con las nuevas ropas de los efectivos característicos de
esta agrupación. Suenan aquí las músicas de los bailes “agarraos”, danzas,
pasodobles, como en un popurri que nos trasladara a aquellos tiempos en que
bandinas como Os Quirotelvos, Los Panderetos o Los L.lamargones en este caso
animaban las veladas festivas de toda Asturias con un repertorio más popular
que tradicional pero absolutamente celebrado por todos los que les escuchaban.
Al final del CD, como
bonus de
regalo, hay otra pieza más y el poema “El milagro de la gaita”, dedicado a
Manolo Quirós y muy bien leído con las particularidades fonéticas del asturiano
de aquella comarca, en el que se resume la admiración que los quirosanos
sienten hacia el ilustre músico que se puso el nombre de su tierra por bandera.
Veinte años después,
aquella semilla germinó y dio numerosos frutos, convirtiéndose en la cifra de
un empeño colectivo a favor de la educación y la práctica musical como medios
determinantes para construir una sociedad mejor.
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