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sábado, 9 de enero de 2016

Iván Morales, musicólogo de la diáspora cubana



Con toda intención titulo esta entrada de manera un tanto ambigua. No queda claro si se alude a un musicólogo que forma parte de la diáspora cubana o a un estudioso de esa misma diáspora en su vertiente musical. La verdad es que dicho título puede entenderse de ambas maneras, si bien la que aquí nos interesa es la segunda.
Iván César Morales Flores llegó a España, ya hace unos cuantos años, con una beca de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Era profesor en el Instituto Superior de Arte de Cuba, que en cierto modo será también el epicentro o punto de partida de su tesis y de los compositores en ella estudiados. Iván Morales vino a Oviedo por un tiempo limitado, pero acabó quedándose. Pasó así a ser un cubano más de la diáspora, capaz de buscarse la vida ejerciendo para ello de cocinero o cantante del Coro de la Ópera, entre otras dedicaciones.
Recuerdo que a la hora de hacer la preceptiva convalidación de sus estudios tuvo que adquirir conocimientos en algunas disciplinas en las que no estaba formado. Una de ellas era la Paleografía musical. Y he de decir (pues es una asignatura de mi responsabilidad) que se le daba estupendamente bien. Dicho sea de paso, es curioso lo que les atrae a muchos colegas latinoamericanos el mundo medieval europeo.
El director de su tesis (leída el 15 de febrero de 2015 en la Universidad de Oviedo) fue el profesor Julio Ogas, gran conocedor de la creación contemporánea del mundo hispánico y excelente analista. Es interesante subrayar que ambos trabajan sobre el repertorio académico, lo que en el ámbito americano no es tan habitual como en Europa, pues en todo aquel continente la etnomusicología es mayoritaria entre las líneas de investigación musical.
Aclaro que estos párrafos no reflejan nada más que muy parcialmente el contenido de mi intervención en el tribunal que juzgó la tesis de Iván Morales, el cual contó también con la presencia de los profesores Yvan Nommick y Emilio Casares. En este tipo de actos académicos es preceptivo discutir cuestiones de método y de contenido, proponer objeciones, etc. Pero aquí me quedo sólo con lo grato de la experiencia, con lo que, al fin y al cabo, ha contribuido a mi propio enriquecimiento.

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. Sin duda el de “diáspora” es un concepto polivalente, pues ha sido empleado para casos muy distintos (judíos, gallegos…), pero Iván Morales lo estudia y lo matiza de manera muy ajustada. De entrada, opta por evitar el término “exilio”, ya que los exiliados políticos han sido opositores muy activos al castrismo, más perfilados como tales en épocas anteriores a la estudiada en la tesis (cuando el éxodo de los “marielitos” de 1980, por ejemplo) y prefiere utilizar el término “diáspora”, entendido como un espacio integrador donde pudieran tener cabida razones políticas, económicas o meramente artísticas para dejar Cuba desde aproximadamente 1990.
Al fin y al cabo, la mayoría de los compositores de la diáspora fueron educados y reconocidos en Cuba antes de abandonar la isla, con la que mantienen unos sentimientos acaso un tanto contradictorios. Lo que no resulta nada extraño, pues, por un lado, durante sus años de formación notaban carencias de medios (sobre todo tecnológicos), cierta tendencia a ir a menos, por decirlo de algún modo, pero, por otra parte, el magisterio de personalidades como Carlos Fariñas, Harold Gramatges o Roberto Valera, del que disfrutaron muchos compositores de la diáspora, es como para recordar durante el resto de la vida.

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La tesis estudia la obra de una selección de compositores de la diáspora que afectó a Cuba, centrándose en el período que va de 1990 a 2010. En concreto, en los siguientes compositores: Ileana Pérez Velázquez, Eduardo Morales-Caso, Keyla Orozco, Ailem Carvajal y Louis Aguirre. Una muestra que podría ampliarse en ulteriores investigaciones; de hecho hay datos muy crudos y reveladores: del medio centenar de compositores de cierta trayectoria, egresados del Instituto Superior de Arte, más de la mitad están en la diáspora.
En estos músicos de la diáspora cubana siempre queda la duda sobre el sentido de pertenencia: unos parecen haberse aclimatado al lugar de llegada; otros, no. Todos podrían hacerse la pregunta de Milan Kundera sobre si alguien con su trayectoria es checo, francés o de “destierrolandia”.
Uno de los aspectos valiosos de la tesis de Iván Morales es la capacidad de utilizar distintos sistemas de análisis en función de los perfiles creativos de los compositores seleccionados. En unos casos se sirve del sistema de franjas tímbrico-funcionales de cuño etnomusicológico, enriquecido con la relectura de Danilo Orozco, en otros acude a la semiótica musical (siguiendo las aportaciones de Julio Ogas) y acude igualmente de manera puntual y sin entrar en operaciones complejas a la Pitch-Class Set Theory de Forte.
La tesis y el disco que la acompaña permitieron a quienes tuvimos el honor de juzgarla un viaje muy organizado por el mundo creativo de los compositores seleccionados. Pudimos admirar la solidez y trazo internacional de Ileana Pérez-Velázquez a partir de su asentamiento en Estados Unidos. Nos sorprendió el grado de identidad con la música del país de acogida (España) en el caso de Morales-Caso, cuya producción para guitarra nos parece particularmente valiosa. Para pensar después de la sonrisa se nos muestra el jugoso ejemplo de Keyla Orozco, radicada en Holanda. Con preocupaciones didácticas e intereses variados, derivados en parte de su paso por Italia, tenemos en cuarto lugar a Ailem Carvajal, activa igualmente en el campo de la electroacústica. Y con una fuerza que parece arrancar de la mismísima tierra y de los rituales afrocubanos del sincretismo, celebramos en último lugar las singulares músicas de trazo expresionista de Louis Aguirre.
Creo sinceramente que este trabajo está llamado a ser publicado, pues está bien escrito, es ameno, maduro, original y se advierte que está hecho partiendo de una potente documentación histórica pero concebido desde la cercanía a la propia materia musical. Y nos habla, a la postre, de asuntos que conciernen a todos, como la identidad, la mezcla, los exilios, las patrias y otras muchas negociaciones que el ser humano (en la diáspora o no) ha de mantener para simplemente estar en el mundo.

Foto: Iván Morales el día de la defensa de su tesis.

6 comentarios:

  1. Iván César Morales Flores9 de enero de 2016, 15:44

    HONRADO con sus palabras, querido Maestro Ángel Medina.Es en un placer para mí contar con su valiosa perspectiva. GRACIAS en mi nombre y en el de la diáspora musical cubana!!!!!

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  2. Merecidas palabras a alguien que desde la lejanía de su tierra, del calor de su familia, plasma en sus tesis la historia artística y cultural de un país y su gente. Gracias amigo, compañero, por poner una vez más a nuestra pequeña isla en lo más alto. Es un honor el tenerte entre mis amigos. Gracias

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    1. Muchas gracias por compartir tu opinión en este modesto sitio, con Iván Morales y la magnífica música cubana como protagonistas.

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  3. Tuve el placer de asistir a la defensa de la tesis y fue extraordinaria. Un trabajo profundo, desprejuiciado y renovador. Felicidades nuevamente para Iván César y que se le abran muchas puertas en este camino!

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