Con toda
intención titulo esta entrada de manera un tanto ambigua. No queda claro si se
alude a un musicólogo que forma parte de la diáspora cubana o a un estudioso de
esa misma diáspora en su vertiente musical. La verdad es que dicho título puede
entenderse de ambas maneras, si bien la que aquí nos interesa es la segunda.
Iván César
Morales Flores llegó a España, ya hace unos cuantos años, con una beca
de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Era profesor en el
Instituto Superior de Arte de Cuba, que en cierto modo será también el
epicentro o punto de partida de su tesis y de los compositores en ella
estudiados. Iván Morales vino a Oviedo por un tiempo limitado, pero acabó
quedándose. Pasó así a ser un cubano más de la diáspora, capaz de buscarse la
vida ejerciendo para ello de cocinero o cantante del Coro de la Ópera, entre
otras dedicaciones.
Recuerdo que a la hora
de hacer la preceptiva convalidación de sus estudios tuvo que adquirir
conocimientos en algunas disciplinas en las que no estaba formado. Una de ellas
era la Paleografía musical. Y he de decir (pues es una asignatura de mi
responsabilidad) que se le daba estupendamente bien. Dicho sea de paso, es
curioso lo que les atrae a muchos colegas latinoamericanos el mundo medieval
europeo.
El director de su tesis
(leída el 15 de febrero de 2015 en la Universidad de Oviedo) fue el profesor Julio Ogas, gran conocedor de la creación contemporánea del
mundo hispánico y excelente analista. Es interesante subrayar que ambos
trabajan sobre el repertorio académico, lo que en el ámbito americano no es tan
habitual como en Europa, pues en todo aquel continente la etnomusicología es
mayoritaria entre las líneas de investigación musical.
Aclaro que estos
párrafos no reflejan nada más que muy parcialmente el contenido de mi
intervención en el tribunal que juzgó la tesis de Iván Morales, el cual contó
también con la presencia de los profesores Yvan Nommick y Emilio Casares. En
este tipo de actos académicos es preceptivo discutir cuestiones de método y de
contenido, proponer objeciones, etc. Pero aquí me quedo sólo con lo grato de la
experiencia, con lo que, al fin y al cabo, ha contribuido a mi propio
enriquecimiento.
***
. Sin duda el de
“diáspora” es un concepto polivalente, pues ha sido empleado para casos muy
distintos (judíos, gallegos…), pero Iván Morales lo estudia y lo matiza de
manera muy ajustada. De entrada, opta por evitar el término “exilio”, ya que
los exiliados políticos han sido opositores muy activos al castrismo, más
perfilados como tales en épocas anteriores a la estudiada en la tesis (cuando
el éxodo de los “marielitos” de 1980, por ejemplo) y prefiere utilizar el
término “diáspora”, entendido como un espacio integrador donde pudieran tener
cabida razones políticas, económicas o meramente artísticas para dejar Cuba
desde aproximadamente 1990.
Al fin y al cabo, la
mayoría de los compositores de la diáspora fueron educados y reconocidos en
Cuba antes de abandonar la isla, con la que mantienen unos sentimientos acaso
un tanto contradictorios. Lo que no resulta nada extraño, pues, por un lado,
durante sus años de formación notaban carencias de medios (sobre todo
tecnológicos), cierta tendencia a ir a menos, por decirlo de algún modo, pero,
por otra parte, el magisterio de personalidades como Carlos Fariñas, Harold
Gramatges o Roberto Valera, del que disfrutaron muchos compositores de la diáspora,
es como para recordar durante el resto de la vida.
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La tesis estudia la obra
de una selección de compositores de la diáspora que afectó a Cuba, centrándose
en el período que va de 1990 a 2010. En concreto, en los siguientes
compositores: Ileana Pérez Velázquez, Eduardo Morales-Caso, Keyla Orozco, Ailem
Carvajal y Louis Aguirre. Una muestra que podría ampliarse en ulteriores
investigaciones; de hecho hay datos muy crudos y reveladores: del medio
centenar de compositores de cierta trayectoria, egresados del Instituto
Superior de Arte, más de la mitad están en la diáspora.
En estos músicos de la
diáspora cubana siempre queda la duda sobre el sentido de pertenencia: unos
parecen haberse aclimatado al lugar de llegada; otros, no. Todos podrían
hacerse la pregunta de Milan Kundera sobre si alguien con su trayectoria es
checo, francés o de “destierrolandia”.
Uno de los aspectos
valiosos de la tesis de Iván Morales es la capacidad de utilizar distintos
sistemas de análisis en función de los perfiles creativos de los compositores
seleccionados. En unos casos se sirve del sistema de franjas
tímbrico-funcionales de cuño etnomusicológico, enriquecido con la relectura de
Danilo Orozco, en otros acude a la semiótica musical (siguiendo las
aportaciones de Julio Ogas) y acude igualmente de manera puntual y sin entrar
en operaciones complejas a la Pitch-Class Set Theory de Forte.
La tesis y el disco que
la acompaña permitieron a quienes tuvimos el honor de juzgarla un viaje muy
organizado por el mundo creativo de los compositores seleccionados. Pudimos
admirar la solidez y trazo internacional de Ileana Pérez-Velázquez a partir de
su asentamiento en Estados Unidos. Nos sorprendió el grado de identidad con la
música del país de acogida (España) en el caso de Morales-Caso, cuya producción
para guitarra nos parece particularmente valiosa. Para pensar después de la
sonrisa se nos muestra el jugoso ejemplo de Keyla Orozco, radicada en Holanda. Con preocupaciones didácticas e intereses variados, derivados en parte de su
paso por Italia, tenemos en cuarto lugar a Ailem Carvajal, activa igualmente en el campo de la electroacústica. Y con una fuerza que parece
arrancar de la mismísima tierra y de los rituales afrocubanos del sincretismo,
celebramos en último lugar las singulares músicas de trazo expresionista de
Louis Aguirre.
Creo sinceramente que
este trabajo está llamado a ser publicado, pues está bien escrito, es ameno, maduro,
original y se advierte que está hecho partiendo de una potente documentación
histórica pero concebido desde la cercanía a la propia materia musical. Y nos habla, a la postre, de
asuntos que conciernen a todos, como la identidad, la mezcla, los exilios, las
patrias y otras muchas negociaciones que el ser humano (en la diáspora o no) ha
de mantener para simplemente estar en el mundo.
Foto: Iván Morales el día de la defensa de su tesis.
Foto: Iván Morales el día de la defensa de su tesis.
HONRADO con sus palabras, querido Maestro Ángel Medina.Es en un placer para mí contar con su valiosa perspectiva. GRACIAS en mi nombre y en el de la diáspora musical cubana!!!!!
ResponderEliminarGracias a ti, Iván, y a la buena música cubana.
EliminarMerecidas palabras a alguien que desde la lejanía de su tierra, del calor de su familia, plasma en sus tesis la historia artística y cultural de un país y su gente. Gracias amigo, compañero, por poner una vez más a nuestra pequeña isla en lo más alto. Es un honor el tenerte entre mis amigos. Gracias
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir tu opinión en este modesto sitio, con Iván Morales y la magnífica música cubana como protagonistas.
EliminarTuve el placer de asistir a la defensa de la tesis y fue extraordinaria. Un trabajo profundo, desprejuiciado y renovador. Felicidades nuevamente para Iván César y que se le abran muchas puertas en este camino!
ResponderEliminarLo celebro. Muchas gracias.
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