El pasado lunes, 5 de diciembre, el profesor Emilio Casares
recogió en San Sebastián —de manos del rey Felipe VI— la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que le había sido
concedido justo un año antes. No fue el único galardonado del ámbito musical,
pero sí el único musicólogo (y ya eso es todo un logro para la disciplina),
hecho que me brinda una nueva oportunidad de hablar de alguien a quien
considero maestro y amigo desde hace muchos años.
Precisamente este blog se inauguró con una pequeña parte de las
palabras que había pronunciado uno con motivo del homenaje que la Universidad
de Oviedo le tributó a Emilio Casares cuando le dio su nombre al Seminario de
Musicología. Después, vieron la luz en el libro-homenaje que la Complutense
dedicó al musicólogo a raíz de su jubilación.
Y como el texto citado es una semblanza humana y profesional,
perfectamente legible por cualquiera, me permito refundir aquí (en dos o tres
entradas) parte de su contenido. Es mi manera de celebrar, desde El otro a ratos, tan merecido galardón.
Omito
todos los detalles de su formación analizados en la semblanza mencionada
(estudios con los Padres Paúles, conservatorios, etc.,) para situarme ya en la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Oviedo, con la carrera
concluida en 1971 y donde varios profesores repararon en sus cualidades. En
especial, el catedrático Carlos Cid Priego, fundador de los estudios de
Historia del Arte en la Universidad de Oviedo y buen aficionado a la música.
Cuando
Emilio se licencia le anima a preparar una memoria de licenciatura o tesina, paso imprescindible para poder
presentar posteriormente una tesis. Lo que nos interesa es que la tesina le
llevó a una estancia decisiva en Glasgow, al lado de su esposa, donde ambos
impartieron clases de español y donde el recién licenciado tuvo su primer
contacto con la Musicología como alumno-asistente en las clases que había de la
materia en aquella Universidad. Estamos en los albores de una vocación que
acabaría transformando la dinámica de la musicología hispánica.
Varias
cartas de los primeros meses de 1972, dirigidas por Cid a Casares, son
interesantes por diversos conceptos. Carlos Cid se revela en estas misivas como
un profesor preocupado por dar a los estudios de Historia del Arte un sesgo
moderno, aunque sin esnobismos, que distanciasen esta disciplina de los modelos
decimonónicos que él todavía había tenido que padecer. “Para mí —escribe Cid—
encontrar un alumno que tire adelante muy bien y muy en serio es vital”. En
esta misma carta le habla de la asignatura del curso siguiente: “Piensa que la
asignatura del año que viene se llama ‘Musicología e Iconografía’, lo que
significa un tercio de iconografía y dos tercios de música” (Carta de
19/2/1972). La mezcla puede sonar (y suena) un tanto anómala, pero así eran las
cosas. De hecho, López-Calo destaca en algunos de sus escritos esta rareza pero
también la novedad del término “musicología” en el título de una asignatura. Lo
cierto es que resultó todo un logro en el contexto universitario español. La
asignatura, en efecto, se impartió (aunque no se mantuvo en los siguientes
planes) y tuvo amplia aceptación, gracias en buena medida a las dotes
comunicativas del joven profesor.
Los
proyectos de Carlos Cid sobre la presencia de la Música en los estudios de
Historia del Arte y los anhelos del propio Emilio Casares eran plenamente
convergentes. Con todo, el proceso no fue en absoluto un camino de rosas. Cid
advierte al discípulo en la misma carta de que en la Universidad no se recibe
demasiado bien a nadie y asegura que hay “una oposición feroz a la música y a
todo cuanto sea moderno”.
Lo
bueno del caso es que, supuestos rechazos al margen, se sentaron las bases para
un crecimiento futuro de la disciplina. Esto se produjo a partir del curso
1977-78 con la presencia de dos asignaturas de Historia de la Música, una en 4ª
y otra en 5ª curso, en la Especialidad de Hª del Arte de los nuevos planes.
Asignaturas, dicho sea de paso, que permanecieron muchos años —incluso parcialmente
en el Grado en Historia del Arte vigente en la actualidad— y que eran
obligatorias y de curso completo.
[CONTINUARÁ]
Foto:
El
rey Felipe VI, acompañado de la reina Letizia, entrega el galardón al profesor
Emilio Casares. De las fotos oficiales del acto.
Referencia:
Ángel
Medina: “La musicología en acción del profesor Emilio Casares”. Allegro cum laude. Estudios musicológicos en
homenaje a Emilio Casares. Ed. María Nagore / Víctor Sánchez. Madrid,
Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 2014, pp. 17 – 27).
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