
Cuando se piensa en el origen de la música, es inevitable que se apunte hacia las sonoridades que emite la propia naturaleza. Los bosques, en particular, son una mina inagotable de sonidos sumamente variados. Al hombre primitivo que se adentraba en las selvas para cazar o recolectar frutos tendría que sorprenderle el ulular del viento entre las ramas de los árboles, el murmullo...
El bosque sonante de Apolo