sábado, 12 de julio de 2025



Este blog suele guardar silencio durante el período estival, pero una tan buena noticia como la que se plasma en el título de la entrada merece unas líneas de sincera felicitación. El pasado viernes, 11 de agosto del año en curso el catedrático emérito Emilio Casares, maestro de musicólogos y él mismo autor de una obra científica abrumadora, recibió el Premio ‘Guido Adler’ de la prestigiosa International Musicological Society (Sociedad Internacional de Musicología). El acto tuvo lugar en el Palau de la Música de Valencia, en el marco del congreso internacional de la SIM. Se trata de un extraordinario reconocimiento a su ingente labor en los frentes de la enseñanza, la investigación, el trabajo sobre el patrimonio hispánico y su gestión.

Como discípulo, colega y amigo que soy del maestro Casares desde hace casi medio siglo, he tenido la oportunidad de escribir sobre su trayectoria en diversos medios académicos. Y también en este blog en más de una ocasión. Por tanto, no repetiré las cosas que ya dije y abro este comentario con la intensidad de la alegría que experimenté cuando tuve noticia de la concesión del premio. Y, sobre todo, pongo el foco en las capacidades titánicas del musicólogo para abordar los más arriesgados y poderosos proyectos. Baste recordar cómo sentó las bases de la musicología en la universidad española con la elaboración e implantación oficial de la pionera Especialidad de Musicología en la Universidad de Oviedo (1985). Dicho sea de paso, las semanas de música que Casares fundó, luego convertidas en festivales, fueron un hito dentro de la Extensión Universitaria y acrecentaron el gusto por la música en Oviedo y en las otras sedes donde se celebraron.

La dirección del Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, como coordinador general de un equipo en el que también estaban el P. López Calo e Ismael Fernández de la Cuesta, así como Mari Luz González Peña, puede considerarse como la obra colectiva de musicología de más envergadura aparecida en el ámbito de la cultura hispánica. Diez volúmenes, miles de entradas y cerca de ochocientos especialistas de todo el mundo así lo atestiguan. Las reuniones que mantenía el doctor Casares con los colaboradores de América latina tuvieron la virtualidad –y así me lo han comentado algunos colegas de allá– de suavizar en ciertos casos los distanciamientos surgidos a raíz de las fracturas sociales derivadas de los golpes de estado y dictaduras instauradas en diversos países de Hispanoamérica. En otras palabras, la cooperación internacional nacida de esta magna obra no es el menor de sus méritos.

Casares fue el fundador y durante años director del Instituto Complutense de Ciencias Musicales. Fue esta una creación que, con el imprescindible patrocinio de la SGAE y otras entidades, dio un vuelco al patrimonio musical español e iberoamericano, a base de ediciones de partituras, libros, su máster en gestión cultural, la revista Cuadernos de Música Iberoamericana, además del antes citado Diccionario y otras iniciativas.

Este premio de la SIM lleva el nombre de Guido Adler (1855-1941), el gran padre de la disciplina en sus tiempos fundacionales. Aunque la SIM es casi centenaria, este galardón ha sido instituido en fechas recientes. El primero se concedió en 2018. Entre los premiados, todos ellos y ellas nombres de oro de la musicología mundial, menciono a Lorenzo Bianconi, Margaret Kartomi, Hermann Danuser o Margaret Bent. Bien se ve que el nivel es altísimo. Sin duda, la figura de Emilio Casares sigue aumentando el indudable prestigio del premio. 

Concluyo con una idea muy generosa que Emilio Casares manifestó en contestación a la carta de concesión por parte de la SIM. En su respuesta agradeció el premio, consciente de su valor y de qué importante entidad se lo otorgaba, pero también comentó que lo recogería en nombre de todos aquellos que él mismo había formado y que han trabajado a su lado en la docencia, la investigación y la gestión del patrimonio musical hispánico. Todo este esfuerzo lo viene haciendo el doctor Casares sin buscar nunca recompensa alguna; entre otras razones porque se considera un adicto al trabajo y porque vive como placer las muchas horas que dedica a sus investigaciones. 

Y una cosa más. Si la coordinación de obras monumentales, como el Diccionario, ya constituye de por sí un mérito sin parangón, no quiero olvidarme de su obra como autor. Un botón de muestra pudiera ser La ópera en España. Ya están dos tomos en la calle, un tercero en imprenta y un cuarto, y último, en curso de redacción. No exagero si digo que estos volúmenes contienen un noventa por ciento de investigación propia. Dicho de otro modo: el profesor Casares está mostrando al público un territorio tan amplio y fértil como ignoto. Con más de ochenta años y con una fortaleza y lucidez admirables. ¡Enhorabuena y gracias, Emilio!


Foto: Emilio Casares recoge el Premio Guido Adler en Valencia (11/07/2025).Foto facilitada por el galardonado.