jueves, 1 de junio de 2023

 


 


Son innumerables las confluencias de la música con los juegos. A poco que uno se esfuerce, aparecen escenas de ópera o ballet donde los juegos gozan de especial significado en el desarrollo argumental. El cariz de estas músicas puede ser muy variado. Las hay que se remiten al universo de la infancia, donde el juego es un componente central, pero no faltan tensiones y consecuencias trágicas en otros casos, sobre todo cuando entran en escena los juegos de naipes. Sin duda, el azar forma parte esencial de ciertos juegos, lo mismo que de determinadas músicas. Con todo, no se pretende desarrollar este tipo de correspondencias en nuestra rica tradición musical, sino reflexionar sobre un caso puntual que, a la postre, insiste en el poder sacralizante de la música a partir de un juego que, en primera instancia, resulta más bien anodino. 
Millones de personas juegan en todo el mundo al parchís, a la oca o a Serpientes y escaleras, pero no en todos los sitios por igual. Mientras que en España son muy populares los dos primeros juegos, el tercero resulta aquí prácticamente desconocido o muy minoritario, a diferencia de lo que sucede en el mundo anglosajón. Excavando hasta más de medio siglo atrás en mi propia memoria, me vinieron a la cabeza los Juegos Reunidos Geyper. Era un preciado regalo de Reyes y consistía en una caja con decenas de juegos de mesa. Había tableros (de cartón) que no gozaban de demasiada aceptación. Uno de ellos era el llamado Serpientes y escaleras. En el marco de una investigación que no viene al caso detallar aquí, me enteré casual y colateralmente de que, debajo de una capa superficial basada en el mero azar, se escondían unos orígenes y contenidos dotados de valores muy particulares, relacionados con los conceptos de subida, bajada, desarrollo espiritual y aun otros asociados a ciertos componentes musicales. 

Serpientes y escaleras es un juego de origen indio cuyos dos elementos principales son precisamente los mencionados en su nombre. Lo que dejan claro los estudios ludológicos es que la versión que transita en Occidente ha perdido el tipo de contenidos que poseían las formulaciones originarias de la India o de otras zonas asiáticas. Me consta que también en la India se usa hoy en día la versión simplificada surgida en Occidente. Las propias normas del juego ponen de relieve que Serpientes y escaleras es actualmente un juego de azar, al estilo del de la oca, donde no cabe ningún tipo de estrategia por parte del jugador. 

La primera gran diferencia entre un tablero occidental y actual, y uno indio y tradicionales que este lleva inscritas en sus casillas una serie de conceptos de tono moralizante, educativo o religioso, en tanto que aquel carece de tales elementos. 





Detalle de un tablero indio

Y se subraya lo deactual para que sea cierta la simplicidad que se le atribuye, porque los primeros ejemplos de recepción en Occidente –que se dieron en la Inglaterra del siglo XIX, entre cuyas colonias estaba la India– sí los incluían, aunque adaptándolos a los usos del momento [[Finck; Schmoll 2021]. Los escaques del tablero (que pueden ser 64, 85, 100 u otras posibilidades) están atravesados por un número igualmente variado de serpientes y escaleras de distintas longitudes. La norma más característica del juego es que si el dado conduce a una casilla en la que arranca una escala, automáticamente el jugador traslada su ficha hasta el extremo superior de dicha escala. Por el contrario, cuando se cae en una casilla donde se halla la cabeza de una serpiente, la ficha ha de bajar hasta donde esté el final de la cola. Un detalle de interés: la escalera no se usa para bajar, del mismo modo que tampoco la serpiente se utiliza para subir. 

A partir de esta idea cabe sugerir que el tablero, en la sociedad donde se originó este juego, es una visión en forma de plano del ascenso y el descenso en el eje de la verticalidad. Por esta razón, los rótulos que se asocian a las escaleras son moralmente positivos, a modo de virtudes, mientras que los conceptos vinculados a las serpientes son rechazables, como vicios. Las ideas místicas y religiosas adquieren un significativo papel, lo que no extraña en un ámbito como el de la India tradicional. Por esta razón, algunos autores consideran que las sucesivas casillas son reencarnaciones que conducen a la liberación final con la llegada a la última [Finck; Schmoll 2021].

Un hecho –precisamente musical– ejemplifica el grado de trascendencia que encierra este juegoNo hay estudioso de Serpientes y escaleras que no cite el libro de H. Johari. El caso es que Harish Johari, autor de una versión del juego que parte de una fuente india del siglo XIX, mencionan un modo ritual de jugar. Cuenta que cada movimiento de la ficha o peón a una nueva casilla era acompañado de un canto específico relacionado con el contenido moral o religioso de cada escaque. Habla incluso de un libro que recogía dichos cánticos, pero que no se había conservado [Topsfield 2006]. Andrew Topsfield, destacado estudioso de este juego, ha asociado expresamente el recorrido de la ficha por el tablero con el caminar del peregrino, Y como va en zigzag, lo relaciona también con el trayecto del arado [Topsfield 2006]. Con la particularidad de que el paso por los distintos estados de ánimo y por las casillas es irregular, ya que hay avances y retrocesos en el plano espiritual. En realidad, como escribió un brahmán del siglo XIX, se trata de un “tablero del conocimiento” [Topsfield 2006]. En el cual –según explica este mismo autor– pueden aparecer conceptos como el egoísmo o la ira, asociados a las serpientes, mientras que cualidades como la misericordia se vinculan a las escaleras. En este tipo de tableros, la primera casilla suele ser la del nacimiento; y la última, la del cielo, que puede constar de varios cuadrados para distinguir el cielo de Brahma, el de Vishnú y el de Shiva [Topsfield 2006].

La conclusión es que las versiones originarias de Serpientes y escaleras no son un juego. O, dicho de otro modo, son más que un juego. Se trae aquí a colación este esparcimiento tradicional de la India, a la vez místico y filosófico, como muestra de que ciertos imaginarios se extienden a toda la Humanidad y de que ese canto, hoy perdido, que acompañaba las llegadas a las diferentes casillas, añadiria un plus de sacralidad a un juego que habla de vida, reencarnación, peregrinaje, infiernos y cielos y, en suma, de la comunicación de lo terrenal con lo celeste, argumento central de la mística de todos los tiempos. Por todo esto, entiendo que este tablero representa una construcción espiritual en el eje de la verticalidad, como la escala de Jacob, las escaleras medievales de las virtudes y como ciertas escalas musicales de las que hablaré en otra ocasión. Que aquellos cánticos no se hayan conservado no supone más que una contingencia menor. Rememorarlos es una manera de retener algo de su lejano eco. Y al que no le guste este plan, que se consuele jugando una partida a Ritmo y bola.

 

Ilustración: 

Tablero de cartón de los Juegos Reunidos Geyper.

 

Notas bibliográficas:

Finck, Serge; Schmoll, Patrick. 2021. “Serpents et échellesDu jeu de hasard à l’expérience de la transcendance”.Sciences du jeu, 16. https://journals.openedition.org/sdj/3807

Topsfield, Andrew. 2006. “Snakes and Ladders in India: Some Further Discoveries”. Artibus Asiae , vol. 66, nº. 1, pp. 143-179.

 

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