A Manuel Rodríguez
Osorio pocos nombres artísticos le podrían haber venido tan bien como el de
Manolo Quirós. Con él homenajeaba a su concejo de origen (había nacido en
Ricabo el 1 de marzo de 1949) y al tiempo rememoraba su infancia quirosana,
cuando bebía en las fuentes más cristalinas de la música de Asturias. Ello se
produjo en su propia casa, pues tanto su padre (Emilio) como su tío (Jesús) eran excelentes cantantes. Nos
han referido en su entorno familiar más cercano que a Manolo le gustaba evocar
las largas caminatas que hacía con su padre cuando éste iba a cantar la Misa
de gaita
por los pueblos del concejo. De todo iba tomando nota el futuro artista: de
melodías y rituales, de ornamentos e inflexiones inconfundibles de la voz, del
particular modo de acompañamiento heterofónico de la gaita y del poderío y la
sutileza de la música asturiana en sus manifestaciones más genuinas.
Sus primeros pasos en la
música muestran una vocación y una inquietud manifiestas. Cómo no recordar
aquella armónica de feria que tuvo antes de los diez años, el acordeón con el
que se fotografiaría muy ufano en Trobaniello ya siendo un mozo, el
descubrimiento del piano en la Universidad Laboral de Gijón, el oficio de tuno
en este centro y en Alcalá de Henares y, por fin, el definitivo descubrimiento
de la gaita en el Centro Asturiano de Madrid. Nada como la distancia para que
el sonido de la gaita se cargue de emoción.
Vuelta a Asturias a
mediados de los setenta y nuevos avances en su carrera. Lo vemos como gaitero
acompañante y como solista, fusionando luego su gaita con músicas populares
urbanas o sinfónicas –fue un pionero, no lo olvidemos–, incluso como cantante
en el hermoso trabajo titulado Vaqueiros, de todo lo cual dejó abundante
discografía. Su nombre aparece en numerosos proyectos, al lado de artistas como
Mari Luz Cristóbal, Pixán, Kraus, Nuberu, el Che de Cabaños, Víctor Manuel,
Lauret, Montserrat Caballé y tantos otros.
Se lanza a la enseñanza
y su ímpetu en este campo dejó huella en muy diversos lugares del Principado,
empezando por su concejo natal, que ha sabido honrar debidamente su memoria. Un
espíritu inquieto como el de Manolo Quirós no tardó en darse cuenta de que la
mejora de la gaita (en el plano técnico e incluso en el sociológico) requería
estudio e investigación. En consecuencia, se dedicó él mismo –al principio
desde un mínimo trastero de su casa– a la construcción de gaitas.
Lo recordamos hablando
de maderas, afinaciones, añadido de ronquillo, entre otros aspectos. De paso,
desmontaba el hermetismo de que hacían gala otros constructores. Al final de su
vida la construcción de instrumentos había ocupado un lugar privilegiado en sus
actividades, como pueden atestiguar las gentes de Felpeyu, entre otros músicos
asturianos, y el aumento de los encargos que le llegaban de las procedencias
más dispares.
Al mismo tiempo
recopilaba noticias, informaciones y raros documentos sobre la historia de la
gaita. Por eso, su Libro de la gaita es un trabajo modélico, no sólo para nuestra
región sino también para todas las del Arco Atlántico donde este instrumento
tiene raíces. Se agotó en seguida y ya tenía casi a punto una segunda edición sustancialmente
ampliada cuando el destino insondable marcó otro derrotero a su vida. En dicho
libro hay mucha sabiduría depositada, sensatos consejos, planos de gaitas y el
tesoro de la edición de ese centenar de piezas, muchas de las cuales
constituyen el repertorio de cabecera de cualquier gaitero. Casi no se puede
comprender cómo pudo haber creado tanto en tan poco tiempo y menos aún imaginar
lo que hubiese hecho de haber vivido más.
Manolo Quirós falleció
en Oviedo el 3 de marzo de 2001, con 52 años recién cumplidos. Hace 11 años. De
modo que este homenaje* no coincide con una efeméride de números redondos. Tal
vez este hecho sea la constatación de que para recordar a Manolo Quirós no
importan las fechas ni si los aniversarios acaban en cero o en cinco, pues
nunca ha dejado –ni dejará– de estar en la memoria y en el corazón de todos los
que aman esta tierra asturiana y la bendición de su música tradicional.
* El
homenaje se celebró el 24 de mayo de 2012 en el Teatro Filarmónica de Oviedo,
con presencia de numerosos músicos asturianos. Este estupendo y emotivo
concierto estuvo impulsado y presentado por Carlos Abeledo, gran amigo del
músico y presidente de la Asociación Alfredo Kraus. En el programa de mano se
incluían las líneas anteriores, apenas con un par de insignificantes diferencias
respecto a esta entrada, que se justifican por el medio de difusión empleado en
cada caso.
Foto: Eduardo, Manolo Quirós, Pepe y Lolo en San Marcelo (Salas), en una Misa de gaita
Foto: Eduardo, Manolo Quirós, Pepe y Lolo en San Marcelo (Salas), en una Misa de gaita
No sabía que dentro de unos días se cumplirán quince años desde la muerte de Manolo Quirós. Su magisterio siempre permanecerá: no solo reivindicó un instrumento -la gaita- sino que nos enseñó el orgullo de ser asturianos.
ResponderEliminarTengo el orgullo de tener una de sus gaitas.
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