El eolífono es, en un sentido literal, el más aéreo de los instrumentos. Le damos ese valor porque su objeto es imitar precisamente el sonido del viento, por lo que también se le conoce como “máquina de viento”. Se trata de un sencillo mecanismo a base de un cilindro que, movido por una manivela, fricciona una tela. Lógicamente, el sonido modifica sus características en función de la velocidad que imprimamos a la manivela, por lo que el efecto de imitación del viento puede llegar a ser muy realista.
Repárese, por otro lado, en la posibilidad que tiene este instrumento de producir un sonido continuado, como ocurre con el organistrum medieval, con el bordón de una cornamusa y con otros instrumentos que participan de ese simbolismo de eternidad que proporcionan las notas tenidas y que ha sido utilizado expresamente en diversas culturas del mundo.
Este instrumento ha sido requerido por ilustres compositores desde el Barroco. Y ya se sabe que los "efectos especiales" ya se empleaban en el teatro de la Grecia clásica. Las opciones son básicamente dos: que se use con un sentido descriptivista, a modo de “atrezzo” o, como diría Josep Soler, con función “meteorológica”; o bien, que se le otorgue un valor simbólico.
De la primera opción hay ejemplos muy interesantes en la Historia de la Música. Ahí está, por ejemplo, la Sinfonía Antártida,de Vaughan Williams. Muy conocido es el caso del poema sinfónico Don Quijote, de Richard Strauss, autor que también usa la máquina de viento en otras ocasiones. Para ilustrar el famoso vuelo en tierra de Don Quijote, montado sobre Clavileño, Strauss emplea una serie de recursos en el tratamiento orquestal que son tópicos para simbolizar el aire en movimiento, como el glissandodel arpa, llamado “flujo eólico” por algunos autores. Pero para reforzar este falso ascenso de Don Quijote sobre el caballo de madera, nada como un toque de eolífono.
Nos gustó mucho, dentro de esta línea descriptivista, la presencia del eolífono en una obra de Javier Sardà titulada Xaloc, nombre de un viento mediterráneo. Sorprende lo bien que encaja, al tiempo que contrasta, con el uso de un lenguaje plenamente contemporáneo.
El eolífono también ha sido útil en escenas donde hay algo de misterioso o ensoñador. Ravel y Milhaud, entre otros, proporcionan algunos ejemplos en esta línea.
En la otra vertiente del uso del eolífono también hay ejemplos notables. La escala de Jacob, de Schoenberg, emplea la máquina de viento en una puntual ocasión, un simple compás, pero está asociado a temas de reencarnación, soplo divino y demás asuntos trascendentes que preocupaban al compositor.
Probablemente el creador que más uso ha hecho de la máquina de viento, al menos en el mundo hispánico, es Josep Soler. En su ópera La tentation de Saint Antoine la máquina de viento está asociada a la lectura bíblica, pero también al demonio, pues en este autor la presencia de lo divino suele ser dual. En la ópera Edipo y Yocasta (de las contadas de Soler que vieron el estreno) aparece varias veces el eolífono, por ejemplo, cuando el suicidio de Yocasta.
La máxima expresión del uso simbólico en el maestro catalán, sin embargo, ocurre en la ópera-oratorio Jesús de Nazaret, un proyecto gigantesco que requeriría cuatro días para representarla al completo. Se elide la escena de la Resurrección, pero la ópera no acaba con la muerte y entierro de Jesús. Un coro (“pequeño”, dice el manuscrito) proclama con palabras del Apocalipsisel “Santo, santo, santo es el Señor...”, mientras la voz de Jesús dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin...”. Estas palabras tienen su máxima expresión de eternidad en el sonido de las tres máquinas de viento que son el Logos bajo la forma de Trinidad espiritual, aérea. Y estas máquinas han de seguir sonando después de haber concluido su parte las voces humanas. La escena se ha quedado vacía de materialidad, pero los eolífonos siguen sonando sin fin, hasta quedarse solos, y la sala se llena con el aéreo susurro de las máquinas de viento representando la eternidad del Verbo, existente por siempre antes y después de nosotros.
Ilustración: Wind machine (máquina de viento) del catálogo de Hudson River Percussion: http://hudsonriverpercussion.blogspot.com.es/
Imaginario aéreo del eolífono o máquina de viento