¿Acaso el unamuniano “que inventen ellos”
vale también para la música en España? La respuesta es negativa. Existe una
historia de los inventos musicales que se extiende, en España, desde el siglo
XVI, o quizá antes, hasta nuestros días.
En efecto, la renovada inquietud por el
conocimiento, que es consustancial al espíritu renacentista, permitió la
aparición de nuevos ingenios y mecanismos capaces de multiplicar las fuerzas
humanas. Los intereses que había detrás de esas búsquedas eran muchas veces
dependientes de la política y, en muchos casos, estaban ideados con fines
bélicos.
Por eso, la palabra secreto
es la
que se usa en España para referirse a un invento. Un inventor, pongamos por
caso, presentaba al rey un ingenio hidráulico o militar expresamente como un secreto. Y es que, como invento
estratégico que era, había de estar protegido, no desvelado a las potencias
enemigas, secreto, como podemos comprobar en el ameno trabajo de Nicolás
García Tapia Patentes de invención españolas en el Siglo de Oro. Madrid, 1990).
De lo anterior se deduce la necesidad que
los inventores tuvieron y tienen de proteger sus inventos. Hoy lo hacen
beneficiándose del sistema de patentes, pero en la Edad Moderna lo conseguían
mediante las reales cédulas
de privilegio, que era el
nombre más usual.
***
Sigamos con otras ideas corrientes
respecto a los inventos. Un párrafo de Carlos Gómez Amat, heredero a su vez de
una larga tradición musicológica, reza así:
“Un constructor de
pianos, del que sólo nos ha quedado su apellido Fernández y la inicial F,
presentó en 1827 un instrumento de su invención para afinar los pianos. Esta
curiosidad fue señalada por Soriano Fuertes y recogida por Mitjana. El aparato
se llamaba ‘cromámetro’. Parece ser la única aportación española a la mecánica
musical, con el perfeccionamiento del clarinete que se debe a Antonio
Romero" (Historia de la música española. Siglo XIX. Madrid, 1984, p. 256).
Dejando a un lado el caso, más conocido,
del clarinete Romero, anotemos que este aparentemente misterioso F. no es sino
Francisco Fernández, asturiano, afamado constructor de pianos que desarrolló su
trabajo en Madrid, que trabajó para la Corte y, a nuestro modo de ver, figura
interesantísima, (como se deduce de las investigaciones de Cristina Bordas, en el Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana), que luchó, entre otras cosas, por el
auge de la industria nacional en este campo con presupuestos que no pueden ocultar su filiación
ilustrada.
Según Gómez Amat, el siglo XIX no
registraría más de dos aportaciones tecnológico-musicales. Sin embargo, sólo
los datos referidos a la etapa 1826-1878 (que hemos estudiado años atrás)
aportan un total de 26 inventos. A éstos hay que añadir los numerosos inventos
que se registran, en progresión creciente sobre la etapa anterior, de 1878 a
1900, ya bajo la rúbrica de patentas; y, en fin, los que pudiera haber de 1800
a 1826.
Además, no todos los inventos se
patentaban. Y, para completar la casuística, algunos inventos de autoría
española eran patentados fuera de nuestras fronteras por razones diversas.
También es verdad que hay inventos extranjeros que se registran en España, para
proteger sus derechos de venta y distribución, pero ello no afecta a la
valoración realizamos sobre el asunto.
O sea que entre ese único caso aislado del
que habla Gómez Amat y las varias docenas de inventos registrados en el siglo
XIX hay un abismo, no sólo cuantitativo (lo que es evidente) sino cualitativo
pues retrata una actividad y unas preocupaciones en un campo (el de los
inventos de cualquier tipo) que siempre pensamos que ha de venirnos de fuera.
Para concluir esta primera entrada de la
serie, insertamos por orden cronológico
los datos de los 10 primeros privilegios de invención del período
1826-1878:
Fernández, Francisco:
mecanismo nuevo para fabricar pianos. 10 de julio de 1828. Nº de Priv.: 601
La Cabra, Julián: método
para construir pianos, mecanismo enteramente desconocido. 8 de agosto de 1831.
Nº de Priv.: 78
Obrador, Juan: órgano. 17
de abril de 1839. Nº de Priv.: ultramar 41
Boisselot, Luis &
Cia.: nuevo sistema de cuerdas de piano, llamadas planicordias que producen
sonido mayor y más agradable etc. 30 de junio de 1849. Nº de Priv.: 454
Beaubrenf, Augusto:
instrumentos musicales de metal. 14 de julio de 1852. Nº de Priv.: 954
Dobranich, Damián: nueva
clase de guitarra, que contiene además de las 6 cuerdas comunes, 9 de cítara e
interiormente 48 de acero (teclado). 15 de mayo de 1854. Nº de Priv.: 1170
Amezúa, Juan: mecanismo
que hace pasar a un órgano del tono de capilla al de orquesta y viceversa. 9 de
mayo de 1854. Nº de Priv.: 1185
Martín, Casimiro: clarín
bitono instantáneo. 26 de marzo de 1856. Nº de Priv.: 1404
Ramis, José: corneta para
el uso del arma de infantería. 15 de agosto de 1856. Nº de Priv.: 1465
Taberner, Pedro & Cruela,
José María": piano transportador hasta 5 semitonos en escala ascendente y
descendente. 9 de septiembre de 1856. Nº de Priv.: 1484
Referencia:
Seleccionado y adaptado de Ángel Medina. “Inventos
musicales en España. La etapa de los privilegios de invención (1826-1878)”. Sulcum
sevit: estudios en homenaje a Eloy Benito Ruano. pp. 917 - 937. Pviedo, Universidad de Oviedo, Facultad de Filosofía
y Letras, 2004.
Ilustración:
Fragmento de un pito de toques
inventado por Marzo y Feo. Oficina
Española de Patentes y Marcas. Publicado completo en el artículo antes citado.
Inventos musicales en España (1)